David Ferrer se despidió lesionado del US Open en primera ronda ante su compatriota, Rafael Nadal. El Gladiador no tuvo su mejor adiós, pero eso no opacará su gran trayectoria. En Ubitennis, repasamos sus actuaciones en los Grand Slams. Por Matías Romero.

A priori, se sabía que este iba a ser el final de Ferrer en último Grand Slam del año. Por su rendimiento, por no poder aguantar el físico ni su nivel de juego, por su caída en el ranking. Además, el sorteo lo ubicó en primera instancia junto al número uno del mundo. Todo indicaba que sería la última gran batalla del español. Pero, lamentablemente, no fue como el esperaba.

Una lesión en el gemelo derecho lo fueron marginando poco a poco de la cancha, a pesar de que se encontraba en una buena posición en el segundo set. Se esforzó, pero ante el físico y la edad, nada pudo hacer y entre lágrimas, se fue del estadio ovacionado por todos.

A los 21 años, debutó en los torneos grandes en 2003 donde alcanzó la segunda ronda en Roland Garros y en Wimbledon. No obstante, el punto de inflexión de su carrera estuvo marcado por lo hecho en el abierto parisino en 2005, donde se metió entre los ocho mejores del certamen luego de eliminar al argentino, Gastón Gaudio. ¿Quién sería su verdugo en los cuartos? Rafael Nadal, nuevamente él.

A partir de ahí, sus marcas fueron en constante crecimiento. Recién en el año 2007, Ferru superaría la barrera de los cuartos de final para instalarse en las semifinales del USOpen dejando en el camino a dos argentos, David Nalbandian y Juan Ignacio Chela. No solo fue eso, sino que logró vengarse del mismísimo Nadal. Estuvo cerca de llegar a su primera final en un Grand Slam, pero Novak Djokovic se lo impidió.

El actual 148° del escalafón, no consiguió repetir dicha actuación hasta 2011, pero esta vez, lo realizaría en el Australian Open. En aquel año, el español ya se ubicaba séptimo en el ranking, por lo que partía como uno de los platos fuertes del certamen, y no defraudó. Otra vez, sortearía a Nadal en los cuartos de final, aunque posteriormente, Andy Murray le puso un freno.

Para el año siguiente, meterse entre los mejores cuatro ya era una costumbre. Alcanzó dos cuartos de final (Australian Open- Wimbledon) y dos semifinales (Roland Garros- USOpen). En Francia, el valenciano se dio el lujo de dejar atrás a Andy Murray tomándose una especie de revancha. Pero, como a lo largo de toda su carrera, Rafael Nadal, se interpondría en su recorrido. El mallorquín terminaría levantando el trofeo después de ganarle a Novak Djokovic en la final. Mientras que, en los Estados Unidos, fue sorteando duros rivales como Kevin Anderson, Lleyton Hewitt, Richard Gasquet y finalmente, Janko Tipsarevic.

En 2013, llegaría el punto más alto de carrera. El tercer lugar del ranking ATP, detrás de Roger Federer y Rafael Nadal. El número uno entre los humanos. Esa temporada, Ferrer la arrancó a paso firme, consiguiendo una semifinal en el abierto de Australia. Más adelante, llegaría a su mejor marca, su mejor recuerdo en un Grand Slam. La final del USOpen. a final de un Grand Slam. No le fue fácil, pero pudo saltear la oposición de rivales de la talla de Marinko Matosevic, Albert Montañés, Feliciano López, Kevin Anderson, Tommy Robredo y Jo-Wilfred Tsonga. Todos fueron contrincantes complicados, pero ninguno como Rafael Nadal. Sí, otra vez él, quien lo dejó con las ganas de conquistar su primer Grand Slam.

Con el correr de los años, el físico y la edad fueron pasándole factura al español y poco a poco, sus batallas fueron bajando intensidad. Estas batallas fueron tantas, que le permitieron a David Ferrer disputar 50° Grand Slams consecutivos, un número impresionante. Su ausencia en Wimbledon 2015, fue la causa del parate del récord.

Su caída en el ranking, claramente impulsada por su desgaste físico y mental, fueron conllevando al valenciano a caer en las primeras instancias. Actualmente, en la temporada 2018, decayó al puesto 148° del ranking. Además, perdió en primera ronda en todos los torneos grandes. Australian Open, Roland Garros, Wimbledon y USOpen, recientemente.

No fue el mejor final, no tuvo la despedida que quiso, pero nadie podrá recriminarle nada a David Ferrer, un guerrero de mil batallas que cada vez que le tocó caer, lo hizo de pie y con la frente en alto. Su ciclo se irá terminando en los torneos de Buenos Aires, Auckland, Acapulco, Barcelona y finalmente, Madrid. El tenis, lo extrañará.

El día que Ferrer estuvo cerca de tocar el cielos con las manos: