Buena victoria de Roger Federer, más allá de algunos momentos adversos, para dejar en el camino al local Cameron Norrie en cuatro sets y seguir avanzando en Wimbledon. Fue 6-4, 6-4, 5-7 y 6-4 para instalarse en los octavos de final, donde enfrentará al italiano Lorenzo Sonego. Por Juan Nicolás Branz.

En otro momento de su carrera, llegar a la cuarta ronda de un Grand Slam hubiera sido pan comido para el suizo y no se hubiera visto más que un puño apretado al finalizar el encuentro que lo colocara en dicha instancia.

Sin embargo, habiendo jugado nada más que once partidos en el último año y medio, con lesiones y pandemia de por medio, su triunfo contra el británico tiene un valor muy especial y el propio jugador lo manifestó en conferencia de prensa: “Estoy muy contento porque encontré la manera de luchar y ganar en ese cuarto set. Él ha tenido una gran temporada, jugó muchos partidos, muchos torneos, está jugando en casa. Es una gran victoria para mí, un punto de referencia. Soy consciente a quien vencí. No es un jugador que simplemente jugó bien un día, sino que es realmente bueno”.

En este contexto, con tan poco tenis oficial en el último tiempo y con el agregado de que está a poco más de un mes de cumplir 40 años, la posibilidad de que se lleve el título es una expresión de deseo de sus fans, que son millones en todo el mundo, más que una realidad si analizamos el juego. El claro favorito es Novak Djokovic y Roger bien lo sabe. “Es  impresionante ver lo que está haciendo este año. Tiene muchas maneras de ganar los partidos. Lo hizo increíble en Australia y ahora también en París. Asoma como el gran favorito. Se lo merece, trabajó duro, será muy difícil vencerlo”, comentó Su Majestad.

Sobre el partido en sí, en el que atravesó algunos momentos de dificultad, especialmente sobre el final del tercer set y comienzos del cuarto, el ocho veces campeón en el All England dijo lo siguiente: ”Significó mucho para mi porque creo que jugué un partido realmente bueno, salvo cuando Norrie me quebró. Es cierto que devolvió bien, pero fue un game fácil para él. Fueron unos minutos difíciles para mí después de desperdiciar puntos de quiebre. En términos generales, que es lo que importa, jugué un buen partido”.

Luego, tomando como disparador una respuesta de Andy Murray en la que declaró que se pregunta si vale la pena tanto entrenamiento si después uno no puede jugar todo lo que quiere, el de Basilea reflexionó sobre cómo vive la relación entre partidos oficiales y carga de entrenamiento a esta altura de su carrera: “Sé totalmente lo que está tratando de decir. Si tienes que hacer concesiones todos los días, en lugar de entrenar debes descansar, en lugar de entrenar tres horas lo haces una y media, se hacen las cosas más complicadas. Además de todo eso, probablemente ya no puedes jugar 35 torneos, sino 25 o, quizás, 15. Todas estas cosas realmente importan en la mente de un jugador. Lo entiendo porque, además, ha tenido un año difícil, con una lesión muy importante, no es simplemente una simple molestia. Le deseo todo lo mejor”

Para finalizar, confirmó algo que ya había dicho en la previa de Wimbledon y es que, a medida que avanzan las rondas, se va sintiendo cada vez más fuerte: “Tuve suerte, en algún punto. Tuve suerte que en la primera ronda Mannarino se lesionó y el partido terminó ahí, físicamente hablando. Pude haber caído en cinco sets. Siento que ahora sí encontré mi ritmo. Tuve una actitud correcta, lo cual es un buen cambio con respecto a las últimas semanas. Fue una de las primeras veces que me sentí muy en paz, tranquilo con todo lo que estaba haciendo, dónde quería sacar, cómo quería ganar mis juegos de saque, cómo asimilar los errores. Me estoy moviendo correctamente, las cosas están yendo bien”.